
Harry Belafonte, actor, productor y cantante que transformó al calipso en un fenómeno nacional en Estados Unidos con la canción “Day-O (The Banana Boat Song)” y que usó su fama para llamar la atención sobre temas de derechos civiles e injusticias en todo el mundo, murió. Tenía 96 años.
Belafonte, astro caribeño-estadounidense que recibió el Premio Humanitario Jean Hersholt de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en noviembre de 2014, falleció de insuficiencia cardíaca congestiva la mañana del martes (25 de abril) en su casa en el Upper West Side de Manhattan, con su esposa Pamela a su lado, confirmó el vocero Ken Sunshine a Billboard.
Maestro mezclando pop, jazz y ritmos tradicionales de las Indias Occidentales, Belafonte lanzó más de 30 álbumes durante su carrera y recibió un Grammy a la Trayectoria en el 2000.
Uno de sus tres álbumes más exitosos, Calypso de 1956, que incluía “Day-O” y otro hit, “Jamaica Farewell”, encabezó la lista pop de Billboard durante un periodo asombroso de 31 semanas y se le acredita como el primer LP en vender un millón de copias. A fines de la década de 1950, Belafonte también fue noticia como un raro símbolo sexual e ídolo no blanco.
Tras una aclamada serie de dos presentaciones en el Carnegie Hall en abril de 1959, Belafonte se convirtió en el primer artista afroamericano en ganar un Emmy (en 1960) por su especial de televisión Revlon Revue, Tonight With Belafonte.
Belafonte, que encontró inspiración en figuras como Eleanor Roosevelt y Paul Robeson, ayudó a reunir a celebridades para la Marcha de la Libertad en Washington en 1963, cuando Martin Luther King Jr. pronunció su histórico discurso “Tengo un sueño”. Más tarde, participó en la marcha de Alabama, de Selma y Montgomery (imágenes de archivo de él aparecen en la película Selma de 2014), actuó en París y Estocolmo para los primeros conciertos benéficos patrocinados en Europa en favor de King, y se sentó junto a la viuda de éste en su funeral.
Harold George Belafonte Jr. nació en Nueva York el 1 de marzo de 1927. Cuando era niño, su madre, una mucama, trasladó a la familia en 1936 de Harlem a su Jamaica natal, donde vivieron cinco años. Después de regresar a Nueva York, estudió en la George Washington High School, pero se retiró para alistarse en la Marina de Estados Unidos.
Después de licenciarse, Belafonte encontró trabajo como asistente de conserje, pero soñaba con convertirse en artista. Por reparar el apartamento de un inquilino, recibió dos entradas gratis para el American Negro Theatre (“El universo se abrió para mí allí”, dijo); fue aceptado en el lugar y terminó obteniendo el papel principal en la obra de Sean O’Casey Juno and the Paycock.
En 1955, Belafonte protagonizó la adaptación cinematográfica de Otto Preminger del musical Carmen Jones de Oscar Hammerstein, y fue una sensación en Broadway en 3 for Tonight, llena de canciones y bailes.
Después de firmar con RCA Records, Belafonte lanzó dos álbumes en 1956 que lo catapultaron al estrellato: Belafonte, que también llegó al No. 1 en las listas de Billboard, y Calypso, con sabor a las Indias Occidentales. (Mark Twain and Other Folk Favorites, que se lanzó en 1954, llegó al No. 3 ese año).
“Cuando canto ‘Banana Boat Song’, es un canto de trabajo”, dijo Belafonte en una entrevista de 2011 con NPR. “Se trata de hombres que sudan todo el día, y son mal pagados, y le ruegan al contador que venga y les haga un recuento honesto, contando los plátanos que he recogido, para que me paguen. Y a veces, cuando no pueden conseguir dinero, les dan un trago de ron”.
En 1956, Belafonte rompió un récord de 39 años cuando atrajo a una multitud de 25.000 personas al Lewisohn Stadium, un auditorio al aire libre en el campus del City College de Nueva York que fue demolido. Tocó en The Palace en Nueva York durante 14 semanas y en el Greek Theatre de Los Ángeles durante cuatro, llenando el lugar al máximo en cada función (lanzó un álbum doble en vivo de un espectáculo allí en 1963). Y en 1971, Belafonte se presentó una cifra récord de 16 semanas en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles.
“Cuando Harry Belafonte salga de la penumbra hacia el centro del escenario en el Palace Theatre, el efecto total será teatral pero simple, engañosamente simple”, escribió el New York Times en 1959. “La camisa de algodón de cuello abierto que viste, las luces que bañan su gracia fácil, la escenografía proyectada, los efectos musicales, nada de esto estará allí por casualidad”.
En 1968, Belafonte apareció con la cantante inglesa rubia Petula Clark en su especial de NBC. Durante una canción, Petula tocó el antebrazo de Belafonte —la primera vez que un negro y una blanca se tocaban en el horario estelar de la televisión, recordó el productor y director Steve Binder en una entrevista de 2004 con Archive of American Television— y ese contacto provocó una controversia nacional.
En la entrevista de NPR, Belafonte recordó lo que le había dicho su madre cuando tenía 5 años, algo que marcó su vida para siempre.
“Ella defendió tenazmente su dignidad”, contó. “Y un día me dijo — hablando al regreso de un día en que no pudo encontrar trabajo, luchando por contener las lágrimas: ‘Nunca dejes de desafiar a la injusticia’. Y eso se convirtió, en realidad, en una parte profunda del ADN de mi vida. Mucha gente me dice: ‘¿Cuándo, siendo artista, decidiste convertirte en activista?’. Yo les digo: ‘Fui activista mucho antes de convertirme en artista’”.