
Para Rosalía, producir es el camino al control creativo
Siguiendo los pasos de artistas como Björk y Missy Elliott, la primera Productora del Año de los premios Women in Music de Billboard espera motivar a una nueva generación de innovadoras.
Cuando se le pregunta si recuerda sus primeras incursiones en la producción, Rosalía se ríe. “Ay Dios mío. Siempre sentí que no era lo suficientemente buena, así que lo trataba más como un juego”, dice, antes de agregar rápidamente: “Aún así, quería aprender a hacer un ritmo de manera que cuando llegara el momento en que lo necesitara, fuera capaz de hacerlo”.
Lo que comenzó como un “juego” para la estrella española de 30 años, inevitablemente se convirtió en una forma de lograr el control creativo, algo que no da por sentado considerando la ausencia de mujeres en el campo. “[Todavía] hay escepticismo sobre que una mujer pueda ser a la vez artista, cantante, productora y compositora. Para mí, estas disciplinas no son mutuamente excluyentes”.
Al igual que sus álbumes anteriores (Los Ángeles y El Mal Querer), el ganador del Grammy Motomami de 2022 se nutre de la intersección de esas habilidades. En el innovador set, Rosalía fusiona audazmente jazz y reggaetón (“Saoko”), además de samplear a Soulja Boy en un bolero por lo demás tradicional (“Delirio de grandeza”). El álbum es una expresión honesta de la libertad creativa que sintió cuando se inspiró en los sonidos y los artistas que la han moldeado. Durante las sesiones en el estudio, pasaba 15 horas o más buscando los sonidos, arreglos y estructuras adecuados para cada canción. “Mi tarea como productora es seguir mi intuición”, afirma. “Es tomar decisiones y correr riesgos”.
Siguiendo los pasos de artistas-productoras sobre las cuales leyó cuando era más joven, como Björk y Missy Elliott, Rosalía, primera homenajeada como Productora del Año en los premios Women in Music de Billboard, espera motivar a una nueva generación de innovadoras.
¿Qué te condujo inicialmente a asumir este papel en el estudio?
Lo primero que quería era estar en un escenario y compartir algo. Entonces me di cuenta de que quería decidir qué iba a cantar. También quería decidir qué iba a decir y cómo sonaría. No solo quería ser intérprete. Quería escribir, y luego quería producir. El deseo de crear se hizo más grande que el deseo de solo interpretar.
¿Es con Motomami lo más libre que te has sentido como productora?
Cien por ciento, sí. Siempre estaba pensando: ¿Cómo puedo ser más libre? El miedo, o lo que sea lo contrario de la libertad, es el peor enemigo de un creativo. Tenía esa necesidad de encontrar la razón para hacer esto. “¿Cuál es el sentido del mundo? ¿Cuál es el sentido de la vida?” Todo eso importa, y es la razón por la que hago música.
¿Cómo es Rosalía la productora en el estudio?
Trato de no tener una idea específica de cómo debe sonar una canción. En cambio, entro con conceptos, o ilusiones, de cómo me gustaría que sonara. Pero nunca una idea rígida. Eso no es orgánico ni productivo. Producir también requiere humildad porque constantemente estás probando ideas. Recuerdo que Pharrell [Williams] me dijo una vez que solo estábamos probando ideas provenientes del universo, porque nadie es dueño de una idea. Me encanta ese concepto.
Has hablado mucho de la falta de representación de mujeres en la producción. ¿Por qué es esto importante para ti?
Si no te ves representada en un papel como este, ¿cómo puedes imaginarte trabajando en ese puesto? Me convertí en compositora y productora porque me importaba demasiado. Siendo más joven, investigué sobre mujeres productoras y era difícil encontrarlas, pero me enseñaron que esto era posible. Björk, Delia Derbyshire, Kate Bush — ellas lo han hecho y no hablamos suficiente al respecto. Sé que no soy la única, porque hay una nueva generación de productoras como Caroline Polachek, PinkPantheress, hay literalmente tantas. Sería genial si más personas, fuera de la industria, supieran de ellas.
Este artículo se publicará en la edición del 25 de febrero de 2023 de Billboard.