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Ana Bárbara, sobre su carrera como mujer compositora: “¡Ahora me las creo todas!”

La serie "Las Poderosas" de Billboard celebra el Mes de la Historia de la Mujer con destacadas estrellas latinas.

Al ganarse el premio Ícono de BMI el pasado 21 de marzo, Ana Bárbara se convirtió en la primera compositora en el género regional mexicano en ser honrada con el máximo honor que presenta la sociedad de compositores y editores y que a lo largo de los años ha honrado a figuras como Juanes y Gustavo Santaolalla.

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Ha sido un largo viaje para Ana Bárbara (nombre verdadero Altagracia Ugalde Motta), quien desde los inicios de su carrera combatió estereotipos al inyectarle un toque decididamente femenino a un género asociado mayormente con hombres. De hecho, la llamada “Reina Grupera” admite que sus grandes inspiraciones — además de mujeres como Ana Gabriel y Rocío Jurado — fueron los grandes de la música mexicana, empezando por José Alfredo Jiménez, y luego Joan Sebastian y Marco Antonio Solís, quienes se convertirían en sus mentores y compadres.

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El rol de la mujer, dice, ha sido ganado a pulso. O como agrega entre risas, “como las burras: cinco pasos pa’ delante, cinco para atrás”.  

Aún así, Ana Bárbara ha tenido una carrera excepcional, colocando 16 hits en la lista Regional Mexican Airplay y 12 en Hot Latin Songs. Ahora, como artista independiente, ha visto surgir un nuevo interés en su música, gracias a sencillos como “La jugada” junto a Vicente Fernández (el tema y el video fueron grabados antes de la muerte de Fernández), que avala el peso de Ana Bárbara en el género; y gracias también a un resurgir en TikTok, donde su éxito “Bandido” del 2003 se ha vuelto viral.

Que ahora se le reconozca a Ana Bárbara su gran peso como compositora refleja su estado actual: “Ya me lo creo”, dice.

En honor al Mes de la Historia de la Mujer, Billboard lanzó la serie “Las Poderosas” con un número selecto de estrellas latinas que hablan con sinceridad sobre la palabra “empoderamiento”, su espacio en la música latina y más. La serie finaliza hoy (29 de marzo) con Ana Bárbara.

Te has ganado el Premio Icono de BMI, pero creo que a la gente a veces se le olvida que tú eres compositora además de cantante…

Mi equipo tiene una teoría. [Componer] es algo de lo que no hablé mucho porque siempre fui muy penosa. Desde la primera vez que mostré mi primera canción, “Quise olvidar” [a los 23 años], desde que yo la compuse me daba pena porque era algo que se supone que no es muy común. Siempre oías de los hombres compositores. Y como que yo no me la creía.

¿En qué momento te adueñaste de tu identidad como compositora?

Cuando dijeron que esa canción y otras dos sí van. Con el tiempo, fui creyéndomela más, aunque siempre tenía las dudas. Como que no me creía para mí ciertas canciones. ¿Ahora cuál es la diferencia? ¡Que ahora me las creo todas! No sé si son buenas o malas, pero ahora escribo y escribo y las escribo para mí, y eso ha funcionado mucho para tener más conexión con el público.

Dijiste que, cuando empezaste a escribir, componer se veía como un oficio de hombre. ¿Quién, sea hombre o mujer, te inspiró para escribir?

Definitivamente fueron hombres y el primero fue José Alfredo Jiménez, por la cercanía. Después Marco Antonio Solís y Joan Sebastian. Mi hermana se casó con un hijo de José Alfredo Jiménez. Eso dio un poquito de conexión con la familia. De pasar Navidades, años nuevos con la familia Jiménez, con la famosísima “Paloma Querida”. Ver libros de José Alfredo fue muy inspirador, muy impactante para mí ver sus escritos de puño y letra.

¿Qué consejo te dieron como mujer compositora?

Que siguiera creyendo en mis canciones. Fue una de las cosas que me dijo Marco. No dejes de creer ni de crear. No dejes de hacerlo aunque “no funcionen”. También Joan Sebastian. Me dijo: “Solo te vas a percatar si una canción funciona si la expones”. Simplemente salir de ti es algo valioso.

Siempre he pensado que un factor en el hecho de que no haya más mujeres en los charts latinos es la falta de productoras y compositoras mujeres. ¿Qué piensas?

¿Quieres que te diga mi verdad?

Dime tu verdad. Sé que hay diferentes verdades…

Mi verdad a estas alturas de mi vida y con esta edad y con este conocimiento, sea mediano o grande, es que para mí que hay muchísimo talento femenino, pero las mujeres, señoras y señores, estamos muy ocupadas. Nos ocupamos con nuestra familia, tenemos el papel de madres, de madres de hermanos, madres de nuestros maridos, y cuando eres una mujer de lucha que además tienes un talento, tu prioridad siempre van a ser o tus hijos, o tu marido, tu familia, la casa, o cualquier trabajo que te dé para el pan que le vas a dar a tu familia. Nuestra energía se va para la protección. ¿Te gusta mi hipótesis? Es que realmente talento hay muchísimo. Pero estás escribiendo [y] el niñito empieza a llorar: “¡Mamá, mi leche!” Te distraes. Vas por la lechita del niño y la idea que está en el aire le llegó a un hombre que están menos relajados en ese sentido que nosotras. Esa entrega de la mujer hacia todo no la tiene más que la mujer.

Entonces, ¿qué hacemos?

Tratar de enfocarnos más y ser un poquito egoístas a veces. Si ya le diste un montón a tus hijos, y ya le diste un montón a tu pareja, date un poquito a ti. Yo a veces trato de ser egoísta y le digo a mis hijos, “estoy componiendo”. Pero antes no era capaz.

¿Han cambiado las cosas, o seguimos igual?

A veces en unas cosas me siento como la burra: cinco pasos para adelante, y otros cinco para atrás. O seis. A veces sí creo que estamos bien, y otras veces no.  ¿Sabes en qué me doy cuenta a veces? En las giras, con compañeros de la música popular [que se apoyan unos a otros]. Hace poco hablamos con Ana Gabriel y decíamos, “es que las mujeres cuando nos apoyamos somos más fuertes”. Ella también es de mis top.

¿Qué opines de la palabra “empoderada”?

Me gusta. Hay lugares y momentos para usarla. El otro día el papá de uno de mis hijos la utilizó en un contexto tan bonito que me gustó. Le dijo a su hijo: “Acuérdate que tu madre es una mujer que ha trabajado mucho en ella y en empoderarse con respecto a recibir respeto y amor de todos, llámese un hijo, una pareja, o una ex pareja”. Me encantó el contexto.

Cómo artista, ¿qué quiere decir ser “empoderada”?

Tiene que ser en el contexto de una mujer que está haciendo lo que yo creo que estoy haciendo, que le da empoderamiento a mi historia. Quiere decir que ahora entre mis inseguridades, que de repente con mi dislexia [en] la guitarra se me cuatrapean las notas, pero no me importa y salgo. Y me empodera decir, “tengo mis inseguridades, pero lo venzo y me empodero del amor propio de mujer y salgo y me siento valiente”. Quité mis inseguridades. Ese es el empoderamiento artístico, y sacar mis canciones del alma. El creérmelo me empodera. Me siento como un pavo real de esos que abren la cola.

Yo siempre te veo así…

(Se ríe). Por eso sí creo en mi empoderamiento. Ahora así me siento yo. Para defender a mis hijos, para defender la causa de la música, para abrir mi alma y decir “ahora sí lo merezco”.